Una docena de cosas que comer en una barbacoa


El verano. Esa época en la que mucha gente desempolva la barbacoa y se dedica a aprovechar, sobre todo las noches, para hacer un menú bajo en calorías y muy saludable (espero que capteis la ironía). Obviamente, dejando de lado a los descerebrados que hacen las barbacoas en lugares prohibidos y que causan incendios por su inconsciencia, quienes sabemos disfrutar de una buena comida, nos encanta comer cosas hechas al fuego. Especialmente animalicos, pero no siempre, puesto que hay muchas cosas que hechas en una barbacoa nos van a saber a gloria bendita. Y junto con el hipnótico movimiento del fuego purificador y el crepitar de la buena madera (encina o sarmiento, dejaos de cosas raras), harán que las más profundas y bestiales capas de nuestro cerebro aprecien el sabor de la comida. Vamos a ver qué podemos tener de menú. Por cierto, lo de la barbacoa es para que los de ciudad os situeis, que las películas americanas os tienen sorbido el seso: una buena hoguera en una bodega, hecha con sarmiento es la mejor barbacoa que jamás probaréis. Una pena que no sepáis qué es eso 

1. Lechazo

¿Algo más que decir? Pues sí, que unas buenas chuletillas hechas a fuego lento, a la brasa, con una pizca de sal (no mucha por la tensión), harán que salivéis como si no hubiera un mañana. Y cuando las comáis… ¡Ay! Eso sí, si en vez de chuletillas os coméis un buen pincho de lechazo, tampoco es para hacerlo ascos. Y los cubiertos, encima de la mesa si es posible.

2. Chuletón de buey

La plancha está muy bien en casa. Pero el punto de un chuletón de buey de más de medio kilo hecho al fuego no tiene nada que ver con el de una vitrocerámica. Sólo el fuego es quién puede dejarnos el sabor que se merece tan tamaña carne.

3. Chorizo

Si es un poquito picante (no mucho, claro), se convertirá en uno de vuestros platos preferidos. Lo malo es que los chorizos de ahora ya no son como los de antes, pero aun así hacen un apaño.

4. Salchichas

Rojas o blancas, para gustos están los colores. Pero si un chorizo os parece mucho, podéis probarlas. Las rojas quedan exquisitas, eso sí.

5. Panceta

Poco saludable, pero un buen trozo de panceta entreverado, con su sal gorda que oímos crepitar al calor de la lumbre, entre dos trozos de pan de pueblo hace que perdonemos todo.

6. Morcilla

Especialmente la morcilla de Burgos, que al contener arroz la hace más consistente. La de León también vale, aunque para estos menesteres a mí me gusta menos, puesto que su sabor picantón queda un poco tocado por el fuego. Por supuesto, incluyendo tripa y todo, que no se puede desaprovechar nada.

7. Patatas

¿Quién no ha hecho nunca una patata en papel de aluminio? Si tenéis a mano un bote de salsa romesco o una olivada, disfrutaréis de este maravilloso tubérculo como nunca, calentito y blandito.

8. Calçots

Una de las maravillas de la cocina catalana, con su salsita romesco, un poquito de vino… Babeando me hallo.

9. Sardinas

Especial contaminación olorosa. Las sardinas (De buen tamaño; pezqueñines no, gracias) a la brasa están de lujo, aunque tienen el pequeño inconveniente de generar un olor, también conocido como peste, que hace que a varios kilómetros a la redonda aún se huelan. Lo mejor para hacerlas es una ropa lo más vieja posible y que tengas ganas de deshacerte de ella.

10. Dorada

Pero de las de verdad, no de las de criadero, que un día es un día. Uno de los pescados más jugosos, que con el fuego gana en potencia d esabor.

11. Espárragos

Bien ricos, limpitos de polvo y paja y que nos ayudarán además con su característico sabor y propiedades diuréticas a limpiarnos un poco por dentro ;)

12. Bacalao

Un buen lomo de bacalao a la brasa (no menos de dos dedos) y no volveréis a ver el bacalao con otros ojos que no sean justamente esos, los de un buen bacalao a la brasa. Os lo aseguro.
Venga, que seguimos completando el menú. ¿Quién pone la fruta?

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