Innovación y Marketing: en busca del océano azul


A veces es bueno empezar un post con una obviedad: la economía española va mal.  Y la situación para la mayor parte de profesionales tampoco es la mejor.

Los autónomos lo pasan mal, las grandes empresas lo pasan mal y las pymes lo pasan mal.


Y si las cosas van mal apretamos a los proveedores, quitamos alguna cosa que nos sale cara, bajamos el precio o vendemos como podemos.


Tenemos que robar cuota de mercado a la competencia, copiar lo último que ha hecho o duplicar el envío de mails a nuestros suscriptores. Si además tenemos un Twitter corporativo, ¿por qué no llenarlo de publicidad? Para eso está.

Pero la ley de rendimientos decrecientes nos enseña que si sólo hacemos crecer uno de los factores y mantenemos el resto constante, el impacto será cada vez más pequeño.

La primera vez que hacemos un emailing extra, que conseguimos a regañadientes arañar el margen de un proveedor o que bajamos la calidad de nuestro producto (o del servicio que entregamos) parece que las cosas funcionan. Quitar una aceituna del menú no tiene nada de malo, pero no podemos hacerlo eternamente.

Tiene un límite.

El 70% de las empresas del Fortune 500 de 1975 ya no estaban en el Fortune 500 de 2000. Nada nos garantiza un puesto entre los mejores. De hecho, nada nos garantiza un puesto. El único camino es la reinvención constante. Y esto aplica tanto a pymes, como a enormes multinacionales o a nosotros mismos, profesionales que no podemos dejar de aprender e innovar.

Quizá ha llegado el momento de dejar de preocuparse tanto por la competencia, para pasar a hacerla irrelevante. De crear nuestro espacio haciendo las cosas de otra forma.

Dejar de pelear, para empezar a crear.

Más o menos así empezaba en el Congreso Nacional de Marketing y Ventas este pasado miércoles, donde aproveché para hablar un poco de Blue Ocean Strategy. Como contaba Fernando Polo hace ya unos 2 años, Territorio creativo ha pasado (y vuelve a pasar) por un proceso de redefinición: era un caso conocido (vivido desde dentro) y una buena oportunidad para cambiar un poco de aires y hablar de algo que se saliera de lo habitual (en mi caso, Social Media Marketing).

Aproveché para hablar de Nintendo y su Wii (sin saber que ya había bastantes trabajos que lo habían abordado, este de Patricio O’Gorman me gustó especialmente y esta otra entrevista a su presidente, Satoru Iwata, merece una lectura) o del Public (de forma un tanto ligera, todo hay que decirlo, pero 25 minutos dan para lo que dan).

Estos principios también se pueden aplicar en nuestro trabajo diario: ¿cuántas veces nos centramos en tareas que nuestro cliente no valora?

¿Merece la pena desperdiciar tiempo en informes que nadie lee o es mejor reestructurarlos, enfocarlos y resumirlos para que contengan sólo lo relevante? Ahorraremos tiempo (dinero) a la vez que entregamos más valor.

A veces lo único que hay que hacer es pararse a pensar, que no es precisamente fácil.

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